Como bien sabes, hay en mi página web un apartado titulado lecturas y en él hay colgados algunos artículos que me han parecido especialmente interesantes. Igualmente -y como también sabes y aprecias con tino- hay en mi página web varios apartados donde está colgado material de producción propia: mi taller con mis cuentos más recientes, mi novela inédita hijos del azar… Vaya, que mi página -aparte del blog- está bien nutrida de textos a cuál más interesante y recomendable.
Bien, pues debo reconocer, y lo hago con íntima satisfacción, que el texto más descargado de mi página -desde que lo colgué hace ya un par de años- es el artículo ¿Tortura salvadora? de Ferdinand Von Schirach que se halla medio escondido dentro del apartado lecturas.
Hoy mismo ha recibido una visita. No sé quién ni cómo llegan a él. Son visitas esporádicas pero que se producen en un goteo constante. Son en su mayoría visitas solitarias, francotiradoras. Cuando consulto -con curiosidad casi usurera- las estadísticas de las últimas semanas, me sigo sorprendiendo por encontrar en alguno de los días una visita directa a este artículo. ¿Qué deben preguntarle a San Google para que les lleve hasta él?
Aunque sé que parezco sensata y juiciosa, la verdad es que soy del todo ingenua y he de confesar que sigo creyendo como en mi más candorosa adolescencia en la grandeza del ser humano, y mantengo impoluta la esperanza de que algún día esta grandeza cuajará como la nieve: inesperada, silenciosa y reluciente. Pues viene a reconfortar mi esperanza el hecho de que haya en el mundo personas interesadas en la lectura de este artículo que reflexiona sobre la dignidad del ser humano y en como esta dignidad reposa en el fondo y en el origen de nuestro Derecho occidental.
Hoy más vigente que nunca, no puedo dejar de recomendarte aquí la lectura de este valioso artículo. Pero no tengas prisa, no lo leas de cualquier manera. Este artículo hay que leerlo con mucha serenidad y con tiempo sobrado para saborear y reflexionar cada párrafo, cada idea. Hace falta mucha clama y mucha soledad para cuestionarnos a nosotros mismos, a nuestro más íntimo juicio: ¿A dónde nos lleva el impulso de venganza? ¿Debemos sacrificar al inocente? ¿Qué son 164 vidas inocentes frente a miles? ¿Qué harías tú?
¡Feliz fin de semana! ¡Feliz civilización! ¡Y mucho ojo con tu reflexión, a ver si vas a tener que dejar de ir al médico cuando tan solo estés resfriado!
0 Comments