Un escritor, como todo artista, necesita de un taller donde encerrase y trabajar en plena soledad… O pensar, o reflexionar, o mirar su esquina preferida del techo… O todo a la vez.

Para ello, el taller de un escritor necesita de varios trastos al uso:

• Una gran mesa donde amontonar libros y diccionarios de todo tipo: de definiciones, de sinónimos y antónimos, de verbos, de citas, de refranes, de frases hechas…
• Varios blocs, libretas y papeles en blanco siempre a mano. Sobre todo blocs de aquellos menudos, de los que parecen el hermano pequeño del boli, y que caben en un bolsillo de la chaqueta. Todo autor que se precie ha sacado su bloc a relucir en alguna entrevista. ¿No os habéis fijado?
• Un par de grandes y coloridos almohadones en el suelo, junto a más libros dejados caer con un descuido estudiado.
• Una pizarra donde tomar notas y colgar papelotes -primero para descargar la mente de tantas ideas importantes que en cuanto las ves escritas en un papel y colgadas en una pizarra se deshinchan como globos desanudados, y luego ya para nada, pues está tan llena de frases inconexas y papeles combados por la humedad que pierde toda su utilidad. La pizarra pasa a estar tan llena y saturada como la propia mente.
• Un ordenador, que es donde realmente se escribe y se trabaja, donde se consultan diccionarios y citas, todo lo anterior no es más que para crear atmósfera.

Pero no he enumerado aquí la herramienta más necesaria del taller de un escritor: el espárring,

Esta herramienta tiene varios condicionantes que la hacen muy preciada: es muy difícil de conseguir y -cuando por fin lo encuentras- se quema enseguida. Pfffffffff.

Un espárring es -ya sé que lo sabéis de sobra, pero permitidme que me explaye- aquél que es capaz de ejercer la crítica más feroz sobre tu texto, y aún así se lo agradeces y lo tienes en cuenta. Vaya, que “la toca”.

Pues nada, como sé que os morís de ganas de ser mis espárrings, he abierto una página nueva bajo el titulo de taller. Aquí podréis encontrar aquél material en que estoy trabajando y podréis darme vuestra opinión… o no.

Ahora mismo estoy trabajando con cuentos -o relatos cortos, aunque a mí me gusta más llamarles cuentos-. He publicado en mi taller uno de ellos: Un cabello rubio en mi colada, a ver si os gusta, aunque como buenos espárrings que sois os tendría que decir a ver en qué no os gusta.

¡¡Besos!!