¿Dónde se nos ha quedado el seny? ¿Cómo se nos ocurre, a cuatro días de la celebración de esta fiesta tan nuestra como es La Castanyada, quitarle la sábana al fantasma del independentismo y empezar a dar pasos hacia un futuro ilusionante para unos y apocalíptico para otros? ¿Pero es que no hay días en el año?
En estos momentos hay en toda Catalunya un sinnúmero de fiestas y celebraciones caseras ya organizadas entre amigos o familiares, e incluso algunos -como yo misma- tenemos el valor de tener dos celebraciones en ciernes: la de amigos y la de familia. Estas suelen ser celebraciones comunitarias, es decir, todo se prepara y se organiza entre todos, en buena convivencia, o por lo menos -si no siempre es tan buena como quisiéramos- en la ya acostumbrada y asumida convivencia.
Es verdad que la culpa es nuestra (¡y tan nuestra!), pues cuando la mayoría de las pandas de amigos se fundaron no tuvimos en cuenta el condicionante del SI o del NO. Hasta hace muy pocos años al agruparnos nos movíamos por razones variopintas: de estrato social, inclinación política tradicional, raza, aficiones, incluso algo tan vago como compartir el cole de los niños… pero nunca por estar a favor del sector derecho o izquierdo del Parlament. Sencillamente no se nos ocurrió.
Pero tampoco es justo que cuatro días (¡¡y es que son sólo cuatro días!!) antes de sentarnos a compartir mesa, resulta que a alguien (a alguienes) se le ocurre dar una vuelta de tuerca más al “tema catalán”, y nos ponen sobre la mesa, entre los panellets, las castañas y el vi ranci, una propuesta oficial de inicio de proceso independentista y -también- una bien nutrida bandeja de excesos judiciales de nuestros antiguos y aún sentidos totems. ¿Qué les costaba a unos y a otros esperar una semana? ¡Pero qué poca conciencia de base y de preservación de las fiestas populares!
Chicos, no desesperemos, no se nos vaya a atragantar tanto dulce envenenado. Yo creo que si entre todos pensamos un poco podremos salir airosos también de este encuentro tan tradicional y tan nuestro (ya sé que repito el latiguillo de “tan nuestro/a”, pero he visto que a “ellos” les funciona, jeje, que de todo se aprende) (¡Eh, tú no te rías! que cuando digo “ellos” me refiero a los unos y también a los otros).
Por de pronto vaya aquí una relación de temas útiles para mantener una conversación llevadera:
Los regalitos de la semana:
- Sobre el último informe de la OMS acerca de las malas artes de las carnes y los chorizos, ideal para conversar durante el primer plato, con las hamburguesas y los embutidos ahí expuestos en la mesa.
- La patada de Rossi a Márquez en las motos. ¡Como caída del cielo!
- El recién conseguido campeonato de fórmula 1 para Hamilton, y de ahí podemos derivar al tema clásico del año perdido de Alonso y bla bla bla.
- También unos minutos para el tenis: el merecido bajón de Nadal (Rafa, yo siempre contigo) y el surgimiento de Garbiñe Muguruza.
Los temas de siempre:
- Tema cine: tenemos que poder hablar de Truman, la última película de Ricardo Darín y Javier Cámara. Se estrena este viernes. Ha obtenido el reconocimiento de la crítica en el festival de Cine de San Sebastián. Tiene muy buena pinta. Buscaros algo más de info en internet, no os contentéis con estas dos líneas, si no el tema se acabará pronto.
- De libros… algo sobre novela negra, que ahora se estila mucho. Recomiendo poder hablar algo sobre Lagercrantz, que escribe los nuevos libros de Stieg Larsson, da tema incluso en el caso de que nadie en nuestro grupo se haya leído el libro.
- Recetas de cocina. Para esta noche nada de gambas a la plancha, tenemos que preparar algo más sofisticado y que el relato de la elaboración nos ocupe largo y tendido.
- De fútbol mejor pasamos, pues sólo se puede hablar si nadie es del Español ni del Madrid, si no corremos el riesgo de desembocar en política, que es donde no queremos estar.
- De hijos: tema ideal sólo en el caso de que todos tengamos hijos, que si no ¡es mortal! Ahí podemos aprovechar el tema viral y hablar sobre el celebrado vídeo de Carles Capdevila y quedarnos con su alegato a favor del uso intencionado del sentido del humor.
Ahora mismo no se me ocurre más, pero es importante ampliar esta lista: que cada uno de nosotros piense por su cuenta… Si queréis compartir aquí, os lo agradeceré mucho.
Si aún así la tradicional (y tan nuestra) conversación nos hace sentir incómodos, podemos optar por algo más radical y, aunque esta es una fiesta típicamente austera y de sobremesa, este año podemos incorporarle música y hacer sitio en el salón para los que quieran pegarse un baile. Siempre es bueno tener una alternativa para los que sientan la necesidad de levantarse de la mesa.
O, en la misma línea,… ¿qué tal si la Halloweenizamos un poco? Es difícil discutir de temas serios con la cabeza llena de arañas colgando, y con dientes y cicatrices pintados en la mejilla…
Lo dicho, uno no tiene que dejarse aguar las fiestas así como así. A ver si entre todos tenemos una feliz Castanyada, y de paso nos entrenamos para las Navidades, que también van a venir picaditas. ¡País! como bien dice el bueno de Forges.
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